La Primera Piedra 2

En el monte nos internaremos para evadir las bombas y las balas, por que peleamos y exigimos lo nuestro con el corazón. El único ejército que tenemos es el de nuestras conciencias. Y estamos cansados ya de tener cinta adhesiva en la boca y de estar caminando de rodillas por más de 100 años. Coño, ya los callos sangran y duelen. Todos los tenemos, quizás los que menos sientan dolor son los anexionistas que esconden su dolor a través de su propio miedo. A estos les gusta sentir el dolor, les gusta caminar de rodilla, les encanta pensar que les regalan la comida y les llenan la panza. Estos hijos de puta disfrutan esa pendeja, disfrutan del abuso de agentes químicos usados como prueba en nuestras comunidades y bosques. Por que no saben valerse de si mismos lloran por el Imperio que les ha hecho saber que no son nada y que el pensar no es beneficioso. Y la sangre de nuestra sangre ha sido derramada en la historia de sus conflictos armados donde perdemos nuestra dignidad, que tenemos al ir a otros países a entrarle a tiros a personas que en nada afectan nuestro desarrollo social, político o económico. Sin embargo los imperialistas dicen que deben llevar la paz a todo el mundo y librarnos del terrorismo y quien nos libra de su maldad.

Los imberbes ofrecen libertad para todos; queremos que todos sean libres, han sido sus palabras de vida. Puerto Rico no necesita de esa libertad según estos desgraciados. Necesitamos ser su puta finca de diversiones. ¡Al carajo! El puertorriqueño piensa, y el ser libre es un deber elemental de todos los pueblos y naciones pa’l carajo los americanos de mi Borikén.